Tengo ganas de invitarte a mi refugio, donde las hojas secas permanecen en el cielo y siento que se detiene el tiempo. Los rayos de luz atraviesan el parrón y el silencio se torna plácido por la noche. Me hago invisible, ¿o será que la gente no observa bien y no me ve? Puedo decir lo que quiera y no hay necesidad de gritar.
Tengo ganas de invitarte aquí, alumbra el sol y me quemo los piececitos, miro hacia mi lado y queda un lugarcito para ti. Es que no tengo la necesidad de alejarme para desaparecer, me pierdo bajo la sombra, tomando un vasito de agua con dos hielos, escuchando a Barría y fumando un pitito, sólo te imagino a mi lado, cabemos los dos… en mi refugio.
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