Si la mirada fuese arma para todo sujeto y los puños fuesen signos de aceptación, si la humildad significara maldad y la riqueza fuera fácil de obtener, tendría a mi lado a la persona que me entiende y que me quiere, que me respeta y que me escucha, esa persona que me conoce como nadie en el mundo. Así podría mirar al mar sin mojarme, podría recorrer cada kilómetro de la tierra sin cansarme y competir en todas las disciplinas olímpicas, sin ningún adversario capaz de ganarme. Pasos, sólo escasos y silenciosos pasos, son la única actividad en mi vida.
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