Y de a poquito fue ardiendo el humo del cigarro.
Consumidos como el tabaco.
Momentos. Decisiones. Sentimientos al fin.
En un segundo se congeló el tiempo y encendió tu llama.
El llanto, tu incertidumbre, la confusión, mi resignación.
La habitación se hizo tan pequeña, palabras explicitas,
mentiras verdaderas.
Frente a frente enfrentando lo que era. ¿Qué fue? ¿Qué
pasó?
El miedo ya desapareció. Sólo un respiro para
acostumbrarme, al remezón.
Siento tu respiración en mi oído, me abrazas como
esperando que te dé más.
¿Qué pretendes? Sólo imaginar, en sueños te suelo
escuchar roncar.
Despierto y no es real, no me quiero acostumbrar a algo
que parece recién comenzar.