martes, 21 de octubre de 2008

Barcos de cristal


En nuestra historia de amor
el viento arrastró la noche a otro lugar
donde con violencia el mar
se enrruya como una blanca amapola
y yo al tocar tus labios sólo encuentro estrellas hechas de sal
otras son de cristal
otras son de cristal
otras son..... de cristal
Donde gira el huracán
enojado como un Dios
con poder de levantar
los cuatro vientos
y asotar la playa
y entrar en tu casa
y poner las cortinas de un golpe a volar
Mis barcos son de cristal
Mis barcos son de cristal
Mis barcos son... de cristal

martes, 7 de octubre de 2008

No hay nada más triste que un recuerdo feliz...


Me angustia el cruce de miradas, las palabras sin sentido. El mirar por tus pestañas. Extraño ese aliento tibio. Me angustio, pero nadie, nadie hace nada. Sentada junto a ti estoy, pero no en el momento, ni lugar, ni amor…

Arena, playa, sol, mar...

Aquella tarde me encontraba ahí, obligada a sentirme y sentarme en el silencio, escapando de “ellos”, para que no me vieran llorar. Arrinconada bajo las rocas y oyendo como las olas me presionaban, el viento y sus gritos, el dolor con sus recuerdos. Hay que reconocer que siempre hay tiempo. Vi el atardecer y fue lo mejor, cirros lejanos que me salvaron por un momento, lo dominante de aquel tanto sufrimiento. Y recordé que es preferible valorar lo sencillo, aprender a quizás empezar de nuevo, es detener todo en un segundo y no oír.
Cuando por fin logré dormir, me apagué de este mundo horas y horas. Al día siguiente ya no había dolor, gracias a Dios. Las piedras sobresalían del mar, el sol brillaba en el firmamento y un reluciente color me cegaba los ojos. Es tan parecido a cuando puedo respirar, esa sensación de alivio después de tanto ahogo. Suspiro.